Madame Livingstone - Congo: La Gran Guerra



"A veces me gusta dejar al anarquista que llevo dentro, pero debo confesar que prefiero mil veces estar en el corazón de África... que en el lodo de las trincheras francesas."

Yermo Ediciones publica una nueva obra de la bande dessinée que esta vez nos traslada a la Primera Guerra Mundial, aunque desde un punto de vista diferente al que normalmente prolifera en las novelas y películas sobre este tema. En esta ocasión nos lleva a la Gran Guerra desde la perspectiva africana, viajando a un continente que también se vio asolado por las refriegas e intrigas políticas de la vieja Europa, mientras millones de nativos africanos sucumbían a las consecuencias.

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Puntuación:
Publicación española: Publicado en 2017 por Yermo Ediciones
Publicación original: Madame Livingstone, Congo, la Grande Guerre, publicado por Glénat en julio de 2014
Guión: Christophe Cassiau-Haurie
Dibujante: Barly Barut
Portada: Barly Barut
Género: Histórico, Bélico, Bande dessinée
Formato: Cartoné,  22'0 x 29,5 cm
Páginas: 128 páginas, Color (artístico)
Precio: 26,00 euros

La historia que contiene esta novela gráfica de la bande dessinée ocurre específicamente en el Congo Belga, como era conocida la República Democrática del Congo a principios del siglo XX, cuando era colonia de la nación de Bélgica. Pero... ¿cómo era la situación geopolítica en aquella época?

Cómo se dividía el continente africano en la Primera Guerra Mundial


Aquel combate global implicó no sólo batallas en Europa sino también muchísimas luchas dentro del continente africano, puesto que casi todo el territorio eran colonias de diferentes países europeos: El Imperio Alemán dominaba Camerún, Tanzania (una parte), Namibia y Togolandia; Francia controlaba Costa de Marfil, Guinea y Dahomey; el Imperio Británico era poseedor de Nigeria, Camerún del Norte, Kenia, Gambia, y muchos países más; y, finalmente, destacar que Bélgica sólo controlaba el Congo Belga, aunque después de la Primera Guerra Mundial tendría también como colonias a Ruanda y Burundi.

Y entre los contendientes en liza, estaban por un lado los Aliados: Imperio británico, Francia, Bélgica, Rusia, Estados Unidos, Italia, Japón y Portugal, entre otros. Por el otro lado estaban las Potencias Centrales: Imperio alemán, Imperio austro-húngaro, Imperio otomano y Bulgaria, apoyada por otros países.


¿Qué nos relata esta novela gráfica?


Dentro de este contexto histórico real, el guionista Christophe Cassiau-Haurie y el dibujante Barly Barut nos transportan a una impactante ficción que mezcla la leyenda y los datos verídicos de una época atroz de la historia de la humanidad, pero que ha sido fuente de incontables historias de honor, pasión y tragedia. Madame Lingstone, que da nombre a la novela gráfica, es uno de los dos personajes principales de la obra. El otro es Gaston Mercier, oficial del ejército real belga, experimentado aviador al que se le asigna la ayuda de uno de los nativos africanos asociados al ejército belga, para ir en busca de un enorme barco alemán, el Graff Von Götzen, un destructor que se encuentra escondido en el enorme Lago Tanganica, y que si es eliminado podría decantar la balanza de la guerra en favor de los belgas ya que ocupa un lugar estratégico y es una de las principales defensa del ejército del Káiser. Madame Livingstone es llamado con el apelativo de 'Madame' por el hecho de que lleva todo el tiempo un kirk escocés (falda). Él mismo se presenta como Livingstone porque dice ser hijo del conocido aventurero del siglo XIX, el escocés David Livingstone, que trazó grandes rutas en África. La relación entre estos dos hombres es la base emocional de la trama, una relación difícil en los comienzos pero que poco a poco se va resolviendo de forma más favorable para ambos, aumentando el conocimiento de dos mundos bastante alejados y dos formas de entender la situación del Congo y África en aquellos años.


Otro punto que no pasa desapercibido al lector es el tremendo viaje casi onírico por los rincones más salvajes de África. La obra - gracias el espléndido arte gráfico de Barly Barut - nos transporta a una densa atmósfera de bosques, acantilados, lagos y selva frondosa, con nativos africanos viviendo en libertad y los comienzos de la integración de una sociedad extranjera - los belgas - que no entendían muy bien el contenido del alma de África. El cielo, los cambios climáticos, y todo lo referente al aspecto natural, están perfectamente retratados en la obra, siempre intentando transmitir todo tipo de sensaciones visuales y emocionales con dicho arte. Se nota muchísimo que Barly Barut nació en el Congo y nos presenta de forma fascinante los parajes que más conoce.


Por último y no menos importante, es bastante dura la reflexión sobre el colonialismo y la explotación de recursos. Vemos dos mundos muy bien diferenciados y una crítica política abismal sobre la irresponsabilidad y la deshumanización europea frente a los valores tradicionales y humanistas de las culturas indígenas y locales. Es por ello que Madame Livingstone - Congo: La Gran Guerra, además de ser una obra didáctica, trágica y emocionante, es un reflejo de la humanidad y sus tremendas dicotomías, sobre la explotación de los demás y la falta de derechos humanos.


Breve historia del Congo: Retrospectiva de un país bañado en sangre


La historia del Congo ha sido, como en el caso de muchas otras naciones del continente africano, una historia repleta de sangre, violencia y desestabilidad política y social. Varias décadas antes de que comenzara la Primera Guerra Mundial (1914-1919), el Rey Leopoldo II de Bélgica - que es nombrado en la obra - fue poseedor del Estado Libre del Congo, durante los años 1885 hasta 1908, año en el que renunciaría a la propiedad del estado, concediéndoselo de forma voluntaria a la nación de Bélgica, por lo que la región pasaría al estatus de colonia de la misma, llamándose desde entonces el Congo Belga. Durante los anteriores 23 años dominados por Leopoldo II, los nativos de aquel país vivieron una auténtica carnicería: esclavismo, torturas, mutilaciones, una brutalidad tan extrema que incluso llamó la atención de muchos países del mundo occidental, que reclamaban que se cumpliera un mínimo de derechos humanos. Se calcula que entre 5 y 10 millones de africanos perecieron durante aquellos años. 


La situación cambió muchísimo desde 1908, aunque es verdad que existía una especie de 'apartheid' permanente que separaba los derechos de negros y blancos. Pero las concesiones que hicieron los belgas durante cinco décadas distaban de ser la normalidad de otras colonias africanas, donde alemanes, españoles, franceses e italianos fueron mucho más déspotas y herméticos. De todos modos, hasta mediados de los años 50, siguió habiendo explotación laboral, esclavismo y muchos abusos contra una población que incluso hoy en día sigue sumida en grandes crisis militares, sociales y políticas, siempre por culpa de ser uno de los lugares con mejores recursos naturales del mundo. De hecho un de los recursos más importantes que tienen en la actualidad es el coltán, un mineral imprescindible para que los teléfonos móviles no se recalienten, que actualmente utilizan más de la mitad de los móviles que circulan en el mundo utilizan. ¡Pues el 80% de las reservas de este mineral se encuentra en minas situadas en la República Democrática del Congo! Esto es ahora, pero durante la 2ª Guerra Mundial la mayor cantidad de uranio que utilizaban los Estados Unidos procedían de este país, durante el siglo pasado y el siglo XIX gran parte del marfil también se comerciaba en el Congo y así nos encontramos con una historia repleta de expolios y explotación masiva de los recursos naturales y humanos de un país maldito.

Durante la Primera Guerra Mundial, las batallas en territorios del Congo Belga fueron cruciales para atajar el avance de los prusianos y alemanes en aquella parte de África debido a la situación estratégica en la que se encontraban, y la colaboración de los nativos africanos fue realmente importante, muy a pesar de que los soldados belgas intentaban no tenerles en cuenta.


Edición


El tomo que publica Yermo Ediciones respeta las dimensiones de muchas de los diferentes títulos que publican y cuenta con unos excelentes extras finales en los que los autores nos revelan muchas curiosidades de la Gran Guerra, de la situación política y social del Congo Belga e incluso nos explican detalles de vehículos y armas de la época.



En conclusión...


Para los amantes del cómic histórico y las obras de corte bélica, es un título imprescindible que transporta al lector a un lugar maravilloso, espectacular, duro y trágico. Es imposible no emocionarse ante los tremendos paisajes del Congo y la emocionante historia que nos plantean los autores.



Una maravilla. Si quieres respirar el continente africano, sumérgete en una obra que expira por todos sus poros la belleza y el aire de África, la crueldad de la Primera Guerra Mundial.


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