Comicrítico: WE3 de Grant Morrison y Frank Quitely

We3 es una miniserie de tres números publicada entre octubre de 2004 y marzo de 2005 dentro del sello Vertigo (de DC Comics). Fue escrito por el aclamado Grant Morrison (All-Star Superman, Animal Man, The Green Lantern) y dibujado por Frank Quitely, que fue galardonado con el Premio Eisner a Mejor dibujante/entintador gracias a este cómic (2005). Ahora, ECC Ediciones recupera esta maravilla dentro de la colección 'Biblioteca Grant Morrison' y la edición 'DC Pocket' (9,95 euros).

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Puntuación:

Publicación en España: ECC Ediciones

Publicación original: We3 #1-3, por Vertigo (DC) entre octubre de 2004 y marzo de 2005
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Frank Quitely
Portada: Frank Quitely

Formato: Cartoné
Género: Ciencia Ficción, animales

Páginas: 144 páginas, Color

Precio: 17,95 euros (cartoné) / 9,95 (DC Pocket)

Grant Morrison es un autor capaz de todo en el mundo del cómic. Puede realizar títulos de corte experimental como Patrulla Condenada (1989-1993) donde explora los límites del surrealismo en el género de los superhéroes; puede realizar títulos existencialistas como Animal Man, en el que explora los límites del universo de los cómics y el papel, además de explorar la propia humanidad y conceptos como el respeto a los animales; como también puede realizar grandes sagas en Batman, Green Lantern o Superman, explorando los límites del concepto superheroico per se. Títulos como Flex Mentallo, Kid Eternity, All Star Superman, Multiversity o Batman: Arkham Asylum tienen poco en común más que el nombre de su escritor, y es por eso que cada vez que un lector de cómics tiene entre manos la obra de este guionista escocés, poco puede saber de lo que desentrañará el interior de dicha obra y cuáles serán los caminos narrativos que tomará. Lo que más suele preocupar a muchos aficionados es si la obra resultará compleja o será de fácil acceso, ya que, en muchas ocasiones, Morrison plantea unos trasfondos y unas subtramas profundamente enrevesadas que, en el mejor de los casos, requieren de una segunda relectura - y en otros una tercera y hasta una cuarta. En el caso de We3, estamos ante una obra que resulta ser de fácil acceso a cualquier tipo de lector, siempre y cuando sea maduro - no se trata de un cómic infantil, en absoluto.

La emocionalidad por las mascotas de compañía es uno de los puntos que explota Morrison en esta pequeña miniserie de tan solo tres números. Es una historia protagonizada por tres animales, un perro, un gato y un conejo, todos ellos animales de compañía que fueron hurtados para formar parte de un proyecto de defensa y armamento experimental. ¿El objetivo de dicho experimento? Utilizar animales - y no humanos - para misiones de guerra, espionaje o lo que hiciera falta, es decir, convertir animales en armas vivientes, pero lo que nunca habían tenido en cuenta es en qué ocurriría si escapaban... ¿cómo se les podría detener? Y es aquí donde reside otro punto clave de la historia de Morrison y Quitely, la extrema crudeza con la que se muestra la violencia más apabullante posible. Las armaduras que poseen los tres animales, We3, son de una extraordinaria efectividad, y los soldados que se van encontrando por el camino no pueden más que sucumbir al metal de la balas, mientras toda la viñeta se tiñe de rojo sangre. Las secuencias de combate son el summum artístico de Frank Quitely, que derrocha un talento heroico para dar cabida a unas páginas dobles repletas de detalle, con órganos desparramándose mientras las balas atraviesan cuerpos que parecen de plastilina... Puro gore realizado con un arte gráfico excepcional que, sinceramente, supera cualquier otro trabajo del dibujante. De hecho, también crea un juego de viñetas cuadradas, cada una con una subtrama distinta, que es sublime y sirve para encandilar a cualquier amante del buen dibujo en el mundo del cómic. La relación entre estos dos autores, Grant Morrison y Frank Quitely, ha dado paso a grandes obras del noveno arte, como All-Star Superman (ganador de 3 Premios Eisner) y Flex Mentallo, pero es que en We3, el arte es tan excepcional que el dibujante fue galardonado con el Premio Eisner a Mejor dibujante/entintador en 2005, empatado con John Cassaday (Planetary, Astonishing X-Men), que también ganó el premio.

Como hemos mencionado anteriormente, Grant Morrison puede resultar muy complejo en sus narraciones, pero en We3 no es así. Despliega su faceta más artística y gran parte de la narración depende del dibujo, con momentos de silencio muy importantes y donde muchas páginas no tienen palabra alguna ya que, en todos los sentidos, este es un cómic protagonizado por tres animales. Eso no quiere decir que no hablen, ya que tienen un dispositivo que les permiten comunicarse de forma bastante rudimentaria, con palabras sueltas o frases muy simples, aunque Morrison es capaz de sacarle mucho sentido a cada palabra, por simple que parezca.

Por último, cabe destacar que, a pesar de que no tenga tanto diálogo y gran parte de muchas escenas sean mudas, el tiempo que se puede llegar a dedicar a esta obra es enorme. Y ello es debido a todo lo que tiene que ver con la parte visual, repleta de infinidad de detalles que hacen que cada página - o doble página - pueda requerir mucho tiempo de visualización.

Edición

ECC Ediciones está recuperando toda la obra de Grant Morrison en el sello Vertigo y DC en una colección titulada 'Biblioteca Grant Morrison', por lo que podemos volver a disfrutar de sus historias en Animal Man, Flex Mentallo, Kid Eternity o Los Invisibles en una misma edición, que es bellísima y tiene extras más que interesantes. Este tomo contiene:

Cómo fueron elaboradas las portadas

Cómo fueron diseñados los personajes

Cómo fue el guión de algunas páginas

Multitud de bocetos y referencias, tanto de Frank Quitely como de Grant Morrison

En conclusión...

We3 es una historia corta fascinante, bella y muy humana, protagonizada por animales pero que evoca las emociones más profundas de la psique humana. Morrison y Quitely crean una obra amena y fascinante, y repleta de violencia visceral que nos hace pensar que los animales, al fin y al cabo, son mejores que nosotros.