"Llevamos nuestro destino a la vista, pero pocos tienen los ojos para leer lo que está escrito ahí."
Segundo volumen de una de las series de referencia de la conquista de autores británicos del cómic mainstream norteamericano a finales de los años ochenta y principios de los noventa. La Patrulla Condenada (Doom Patrol) tuvo su etapa más aclamada gracias al puro talento creativo de Grant Morrison junto a dibujantes de la enorme talla de Richard Case y Kelley Jones.
Puntuación:
Publicación original: Doom Patrol #30-41, publicado por DC entre 1990 y 1991
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Richard Case, Kelley Jones
Portada: Brian Bolland (tomo), Simon Bisley (originales)
Género: Ciencia Ficción, Superhéroes, Surrealismo
Formato: Cartoné
Páginas: 320 páginas, Color
Precio: 30,50 euros |
Grant Morrison parece estar loco. Es un autor extravagante, inquietante y rompedor, capaz de crear un estilo de tramas que nadan entre el surrealismo más definitorio y clásico, hasta la filosofía existencialista más potente y reflexiva, dando siempre que pensar muchísimo al lector. Sus historias, además, están construidas de forma deductiva, haciendo que todo el hilo y trasfondo de la trama, confuso al principio y a mitad de desarrollo, finalice desvelando todas las dudas que acaecen durante la lectura, dando como resultado historias que son bastante difíciles de seguir pero que al final son resueltas de forma bastante aclaratoria, aunque desde una perspectiva muy original. Esto ocurre en 'Camino al paraíso', el segundo gran arco argumental que vivió la Patrulla Condenada en la larga trayectoria de Grant Morrison al frente de la cabecera durante más de cuatro apasionantes años, desde 1989 hasta 1993. En aquella época, paralelamente a la escritura de la Patrulla Condenada, Morrison también se dedicaba a plasmar sus irreverentes ideas en Animal Man, serie que vivió sin lugar a dudas una de sus mejores etapas (si no la mejor...), desde 1988 hasta 1990. Este autor británico nacido en Glasglow (Escocia) había llegado a DC igual que hicieran Alan Moore, Neil Gaiman o Mike Carey, como una nueva hornada de talento llegado de las islas británicas para revitalizar el cómic norteamericano, que había decidido cambiar su rumbo desde mediados de los ochenta dirigiendo su interés hacia historias dirigidas a un público más maduro y culto, interesado en historias que cambiaran el concepto del superhéroe, o por lo menos sus historias y tramas. Moore fue quien encabezaría la revolución en DC gracias a sus obras maestras en la soberbia y emocionante La cosa del pantano, la aclamada serie limitada de Watchmen o, incluso, en Superman (¿Qué le pasó al hombre del mañana?), a los que le seguirían el Animal Man y la Patrulla Condenada de Morrison y el indómito Sandman de Gaiman. Obras de arte diferentes que no sólo cambiaron el género sino también el público al que iban dirigidos, ya que además de público más adulto, comenzaron a generar interés en el público femenino.
¿Tan surrealista es el estilo Morrison?
Cuando comentamos el surrealismo en las historias de la Patrulla Condenada, se trata de que aparecen personajes como los hombres Tijera, los hombres N.A.D.I.E. y un sinfín de seres de este estilo, mezcla entre conceptos abstractos y personas físicas, que danzan en la trama libremente. El surrealismo puede resultar muy confuso durante toda la lectura, por lo que requiere un nivel de atención muy elevado para el lector, más si cabe si no está acostumbrado a este tipo de narraciones. Además, se suma la gran cantidad de individuos y seres nuevos que van surgiendo en cada capítulo, muchos de ellos sin tanta importancia relativa para el desarrollo de la trama, aunque inquietantes y humorísticos. Porque realmente en la Patrulla Condenada no son tan importantes los personajes como las frases y el contenido de cada elaborada conversación. Los miembros de la Patrulla son meros espectadores - como se puede comprobar en este segundo volumen, de hecho - de lo que ocurre alrededor suyo, situaciones muy difíciles de comprender para ellos en las que inevitablemente se ven envueltos. Su confusión es la misma que tiene el lector, y es por ello que nos damos cuenta de la intencionalidad de Morrison. Busca provocarnos para que, cuando se desenvuelva la intriga, descubramos que la verdad siempre estuvo enfrente... aunque sea metafóricamente.
"Estoy dentro... o entiendo... pero estoy dentro. Debo estarlo. ¡Oh, dios! Estoy cayendo. ¡Soy lluvia!"
Dos historias importantes dentro de 'Camino al paraíso'
A grandes rasgos, este tomo tiene dos historias muy diferenciadas. Una de ellas envuelve a la Patrulla en una lucha contra un oscura secta que quiere... ¡invocar un dios que amenaza con acabar con toda la realidad! Mientras tanto, Cliff consigue un nuevo traje, totalmente negro, construido por el creador de los Metal Men. Aunque antes de tener este traje, se introduce en la mente de Crazy Jane para intentar rescatarla de su catatonia.
La trama del segundo arco argumental es más complicada y apasionante que la del primero: Coloca a los miembros de la Patrulla Condenada en dos bandos de una guerra entre unos seres bastante extraños (¡muy, muy extravagantes!), con una conclusión que roza la virtud más extrema, de una belleza bastante inesperada, poética y brillante... aunque difícil de percibir si el lector no tiene paciencia durante la lectura de toda la historia.
"Seré el conducto psíquico. Llevaré a Cliff hasta las fronteras del Inframundo."
4 tomos en una edición de coleccionista
ECC Ediciones va a publicar la etapa completa de Grant Morrison al frente de la Patrulla Condenada en cuatro tomos cartoné de máxima calidad. Las portadas, realizadas para esta edición (en su publicación original estadounidense) fueron realizadas por Brian Bolland (ganador del Premio Eisner en 5 ocasiones a Mejor portadista y uno a Mejor dibujante/entintador), aunque las originales realizadas por Simon Bisley (ganador de un Premio Eisner a Mejor dibujante/entintador en 1992) están dentro. Este tomo recopila los números 30 al 41 de Doom Patrol, publicados entre marzo de 1990 y febrero de 1991.
En conclusión...
Uno de los cómics más arriesgados y valientes de la industria de cómics mainstream norteamericana. Morrison le dio un estilo totalmente independiente y libre a un cómic de superhéroes de DC, haciendo que la editorial creciera en un sentido nuevo para ella, con la osadía de contar la historia de un forma difícil para el público general, que respondió muy favorablemente convirtiendo su etapa en una de las más aclamadas de la historia. El guionista escocés mezcla todo su inherente existencialismo, su filosofía metafísica, un poco de superhéroes y mucho surrealismo, con unos finales de lo más originales. En este segundo tomo, su estilo se asienta y se atreve a darlo todo con un resultado final bastante poético y transgresor. Recomiendo mucha atención y paciencia en su lectura, que al final se resuelve de forma coherente e incluso hasta de forma lógica, haciendo que el trasfondo inicialmente caótico llegue a tener sentido - aunque el sentido, en el surrealismo, es lo de menos... -.
Las extraordinarias portadas de Simon Bisley
Uno de las características más reconocibles de la etapa de Morrison al frente de la Patrulla Condenada fueron las apabullantes y fascinantes portadas creadas por el irreverente Simon Bisley, uno de los autores más extravagantes y brutales del cómic. Sus portadas, llenas de fuerza, vigor y brutalidad son la seña de identidad de cuatro años de puro talento y fue una pena que no ganara ningún Eisner en la categoría de Mejor portadista, ya que dicha categoría comenzó a contar en 1993, año en el que finalizó esta etapa.
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Mejor que el primer volumen. El estilo de Grant Morrison se asienta, y recibimos la visita de un gran dibujante, Kelley Jones, en un capítulo.
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