Planeta Cómic continúa la publicación de Parasyte, un manga que nos envuelve en una atmósfera terrorífica y pseudocientífica donde una raza alienígena está poco a poco colonizando nuestro planeta poseyendo a los humanos.
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Puntuación:
 Publicación original: 寄生獣 (Kiseijū), publicado a partir de 1988 por Kodansha (este volumen fue publicado casi íntegramente en 1989) Año: 1989  Guión: Hitoshi Iwaaki Dibujo: Hitoshi Iwaaki Portada: Hitoshi Iwaaki Género: Terror, Ciencia ficción, Gore
Formato: Rústica con sobrecubierta, 12,8 x 18 cm.
Páginas: 284 páginas, Blanco/negro
ISBN: 978-84-16693-54-2
Precio: 9,95 euros
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Parayste es capaz de hacernos sentir en todo momento como el personaje principal, Sinichi, un adolescente corriente de Japón que tiene un pequeño problema... ¡un alienígena se ha comido su brazo y ocupa su lugar! Es un parásito, un simbionte que depende de Sinichi para seguir con vida, pero no es el único. Multitud de alienígenas parasitarios del mismo estilo se han distribuido por todo el mundo, la única diferencia es que normalmente estos alienígenas se comen la cabeza del huésped, sustituyéndola por sus cuerpos, pero es que en el caso de Sinichi el alienígena falló en el intento y se quedó irremediablemente en el brazo... En el primer tomo fuimos testigos de cómo comenzaba una extraña relación entre humano y simbionte que poco a poco ha ido estrechándose a medida que se enfrentaban a otros organismos del mismo tipo.
En este segundo tomo seguiremos ahondando en la mitología y biología alienígena de esta especie parasitaria mientras a Sinichi le ocurre quizá lo peor que podría haberle ocurrido en este contexto... alguien muy cercano se verá perjudicado por esta amenaza parasitaria. Y mientras tanto, el personaje se adaptará, evolucionará y dará los primeros visos de su nuevo carácter, forjado por la tragedia y por la supervivencia.
El manga de alienígenas definitivo.
Una trama sobre extraterrestres no es sencilla, ni siquiera para un autor tan interesante como Hitoshi Awaaki, que dio rienda suelta a una pregunta que le rondaba la cabeza desde hacía mucho tiempo... ¿y si la humanidad se encontrara con un depredador más letal? Desde un planteamiento pseudoecologista, el autor nos muestra qué ocurriría ante un enemigo al que no pudiéramos hacer frente, un villano invisible que actúa entre nosotros sin darnos cuenta, camuflados y mucho más inteligentes que nosotros. Y es que los extraterrestres parasitarios sustituyen al huésped y se adaptan a velocidades apabullantes, mientras los humanos mueren a un velocidad ridícula. Para cinéfilos y apasionados del cine de ciencia ficción, Parasyte encuentra grandes parecidos con respecto a la película The Faculty, dirigida por Robert Rodriguez y estrenada en 1998. Es más que plausible que tanto el director como el guionista de aquel filme se vieran influenciados de alguna forma por este manga ya que algunos de los conceptos son prácticamente idénticos.
¿Y después qué?
Este segundo volumen nos deja más preguntas que respuestas. Esto no es malo, para nada, todo lo contrario ya que responde a muchas preguntas del primer volumen, trascendiendo y evolucionando la relación entre simbionte y humano, perfilando su carácter y poniéndolo en nuevas e inhóspitas situaciones. Pero cuando acabamos este volumen nos preguntamos acuciantemente qué más nos espera en los próximos volúmenes, hacia qué destino nos acercamos y meditamos acerca de cuántas posibilidades tiene la trama. Y todo esto lo hacemos porque nos ha enamorado la historia.
Edición
Planeta Cómic piensa publicar el manga entero en ocho volúmenes. Cada tomo tiene una sobrecubierta con un color predominante diferente, mientras que el primero era rojo este segundo volumen presenta el verde como protagonista. Además de contener la historia del manga, nos encontramos con algunos extractos de preguntas que realizaron fans al autor, por lo que la lectura se completa con las reflexiones filosóficas de este.
En conclusión...
Contenido en una atmosfera realmente inquietante, Parasyte consigue suministrar al lector grandes dosis de adrenalina y suficiente intriga como para mantenerlo estupefacto durante sus casi 300 páginas, mientras el tono pseudocientífico le da un cierto aire realista que provoca que el terror sea más intenso y la sensación de peligro audazmente real.
Un manga clásico que no debe faltar en las biblioteca más selectas. Tiene todos los ingredientes que convierten a un manga en una obra maestra; intriga perfecta, personaje interesante, villanos apabullantes, subtramas espectaculares, etc.
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